“La Juguetería Popular en Chiapas”

Hasta finales de la década de los 80¨s se podía apreciar en todos los rincones de la República Mexicana y en Chiapas no era la excepción, el uso y juego de juguetes tradicionales. los que vivimos en esa época y hacia años atrás, pudimos disfrutar de los juegos y juguetes de antaño, los niños se divertían con el trompo, el balero, el yoyo, las canicas, los carritos, el caballito de palo, los rompecabezas, el papalote, la pelota, entre otros muchos, algunos elaborados a las posibilidades e imaginación del que lo jugaba. con respecto a las niñas, estas jugaban desde sus muñecas, sus trastecitos, la matatena, el rompecabezas, entre otros.

Los materiales utilizados en la elaboración eran la madera, el plástico, el metal, los niños de aquel entonces, usaban su creatividad en la elaboración, cuando no había el recurso para comprarlo, y es así como, con un bote de chile hacía un balero, con un pedazo de madera elaboraba un trompo o un yoyo, las canicas los conseguía de los balines de los baleros automotrices, con la lata de sardina, una silla o un juego de sala con las corcholatas, una lancha lo creaba con unos frutos que se daban en el monte que tenían tipo de canoa.

En realidad, el niño de aquel entonces utilizaba su creatividad a mas no poder en el invento de los juegos. Siempre andaba con la bolsa llena de canicas o con el trompo, que iba desde una coleta hasta el torneado hecho por el carpintero, o ya en el último de los casos un trompo elaborado con un machete por ellos mismos, habiendo seleccionado un árbol que fuera duro de la corteza para que aguantara los picotazos. Las canicas desde las más sencillas, habían de barro, piedra o vidrio, transparentes, de colores (las llamadas monocromáticas) que eran de vidrio y más resistentes que las otras, y las canicas blancas con líneas onduladas de colores que asemejaba el plumaje de un ave. Y como alguien que experimentó esa sensación en la niñez, puedo asegurar que la felicidad de un niño era tener un juguete a su alcance.

Las niñas por lo consiguiente, su felicidad era tener en sus manos una muñeca, fuera esta una elaborada de fábrica, o hecha artesanalmente, y cuando no podía tener una por falta de recursos, se las ingeniaba, para elaborar una, con un pedazo de madera o cualquier otro material, que al final no importaba de que estuviera hecha, pues en su imaginación existía la muñeca más hermosa que jamás hubiera tenido.

La vida del niño de aquella época, sin pretender ser excluyente, estaba lejos de la tecnología que hay hoy en día, y no tenía necesidad de ella, con todos estos juegos tradicionales tenía un desarrollo emocional aún con las carencias que pudieren existir.

Por los estudios antropológicos sabemos hoy en día que el juguete tradicional es prehispánico, que nuestros ancestros desde entonces se inventaban sus juguetes, de ello deriva que la niñez de los últimos tiempos se los fabricara de la misma manera. Y digo que esto, porque quizá en las zonas rurales alejadas de la metrópoli, a falta de poder adquirir juguetes fabricados, tengan aun que elaborarse cada uno de ellos, con los que se divierten, el indígena es uno de ellos, que, utilizando materiales de la región, los hace de madera.

Los zoques, una civilización de origen prehispánica y que sobrevive aun hasta nuestros días, en la elaboración de sus juguetes, muestran una apariencia muy extraña, son figuras no muy bien definidas, elaboradas de ramas y partes del árbol. Continúan teniendo una expresión primitiva, la predilección que muestran por los materiales de origen vegetal está ligada a la idea de que el árbol tiene cierto significado místico para la vida primitiva del indígena, en relación a esto el ejemplo de la ceiba, que creen que sus raíces son tan profundas que llegan hasta el mundo suprarrenal y sus ramas por ser tan altas que alcanzan el cielo.

En algunas regiones de la entidad chiapaneca, podemos observar que cada región una de ellas tiene sus propias costumbres y tradiciones, que le otorgan identidad, por mencionar algunos, en Amatenango del Valle, observamos que las mujeres alfareras de esta localidad, fabrican alcancías con figuras de animales, adornándolas con flores pintadas.

En la zona de los altos, lo representativos son los carros de madera, las muñecas de trapo (a partir de 1994 se elaborar figuras del ejército zapatista), el trompo llamado coleta. Entre otros. Sin embargo, en la actualidad se observa la introducción de juguetes y artículos provenientes de otros lugares.

El “tejamanil” o delgadas tablillas de madera son materiales útiles en la construcción de juguetes ya que se prestan fácilmente para hacer los cortes necesarios. para decorarlos se tiñen con anilina de vivos colores.

Los equilibristas sostenidos en el vértice de una pequeña columna eje, gracias al equilibrio de las esferas que hacen contrapeso, son representativos de lo anteriormente expuesto. así como el maromero de “tejamanil” que merece conceptuarse como una excepcional muestra popular de aplicación mecánica.

Entre los juguetes construidos con estos materiales se encuentran los “chintetes” o maromeros de Tuxtla Gutiérrez, las guitarritas, cajitas coletas, roperos, trasteros, etc.

En San Juan Chamula las mujeres confeccionan muñecas de trapo aprovechando retazos de géneros diversos, lo que los hace muy vistosos.

En Chiapa de Corzo se hacen máscaras danzantes, jicalpestles y juguetes de barro.

Nos queda claro entonces que, el juguete popular representa, en una gran mayoría de casos, mezclas ingeniosas de movimiento, con aplicaciones de principios rudimentarios de mecánica puestos en ejecución, gracias a la habilidad y observación del fabricante autóctono.

También, como parte de la identidad de los pueblos, el dulce tiene una inmensa y variada aplicación en la industria del juguete popular; son famosos en el estado los dulces de yema elaborados en San Cristóbal de las Casas; pajaritos, carneros, frutas, son las figuras más representativas.

Durante las festividades de Semana Santa los “judas” ocupan un lugar especial; esta tradición continua principalmente en la ciudad de las Casas. los judas merecen conceptuarse como ejemplares verdaderamente extraordinarios. para manufacturarlos se utilizan: cartón, aserrín, cola y retazos de tela.

Actualmente, muchos juguetes y juegos han desaparecido debido al vertiginoso cambio que han sufrido las costumbres, el uso desmedido de la tecnología y con ello, la existencia de otros medios de esparcimiento infantil, la escasez o carencia de materias primas y la producción masiva de juguetes de plástico y de origen extranjero, entre otras causas.